A menudo las propuestas que se plantean los propios artistas rebasan sus limitaciones presupuestarias. En el caso de Tony Orrico, el artista necesitaría un pintaguay descomunalmente grande controlado por ordenador o algo así para conseguir lo que ha logrado hacer a través de la socorrida "croqueta humana".
De nuevo volvemos a presenciar la Paradoja del Art Brut, en la que Tony cae en la trampa de suscitar más interés o preguntas la manera de crear su obra que la propia obra, siendo la parte menos consciente para él, mas bruta, el valor de la obra, por mucha intención artística que tuviera él en cualquier momento. La obra de Tony no tiene ningún valor estético. Si no fuera por la croquetada que se marca el colega a nadie le interesaría una mierda.
Y me resulta curioso que otras webs no reparen en la questión de si Tony usa protección genital o se desolla el nacle en directo. Esperemos que no esté operado de fimosis.
ATENCION al nivel de retraso mental en el sorprendente punto de giro del minuto 8.18 cuando nos damos cuenta de que no es el unico loco, sino que tienen que encontrarse en una institución mental. Y si no, deberían.
A estos universitarios les recuerda a los garabatos que hacen en los libros en clase.
FMD: Nacho C.
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