Cuando uno ve una imagen como esta, es inevitable querer saber más. Investigué y descubrí que se trataba de una especie de pin-up japonesa de origen taiwanés, luchadora ocasional (del ring, no de la vida), que se hacía llamar por el loco nombre de Yinling of Joytoy. Encontré una película suya bajo el mismo título, que cualquier interesado puede conseguir en eMule. Por supuesto, es una experiencia, de las que mantienen el buen nombre de Japón. Un arrebato post-industrial y antisocial cargado de candor, con música de inspiración tradicional a martillazos insertada sin criterio, presentada a través de un anticlimático montaje intuitivo y extrañante, progresivamente decantado hacia eternos planos de sutil posesión sexual hipercontrolada en los que la protagonista absoluta parece llegar a dormirse, ejecutando poses y expresividades aleatorias entre imaginería surrealista o para-revolucionaria. Tal viaje sólo puede ser descrito mediante cascadas de expresiones automáticas: idiotizada pornografía dadá, nihilismo del cuerpo, sexualidad asexual invertebrada y pansexual, entrañable perversión al margen. Su lógica es la de un ritual fetichista para iniciados que no existen, y no desentonaría ni en una galería de arte contemporáneo ni en una estantería polvorienta de un sex-shop de callejón. Adjetivos, adjetivos… Es mejor verlo, claro. Por eso, coloco aquí los últimos 10 minutos, en los que la intimidad explota en una salvaje guitarra, y Yinling pierde el decoro para transformarse en una inocente terrorista del amor.
FMD: Borja Vargas Llopis
VIA: El Ansia
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