Muchas veces las sorpresas estéticas que sirven como punta de lanza de los nuevos derroteros de un arte se deben a la resistencia frente a las dificultades de las limitaciones productivas o la apuesta por las puntos fuertes de los artistas por poco ortodoxos o adecuados que parezcan al continuo espacio-tiempo concreto.
En Self Diagnosis la mayor característica estética de la obra (estar formada enteramente de fotografías acompañadas de audio) proviene tanto del terreno de confianza del artista como de la pulsión que le urgió a transmitir esa historia a los espectadores. De tal manera que el artista, un fotógrafo, hace una obra audiovisual, un arte fuera de su ámbito, para contarla. Y usa las fotos pues eran la obra primigenia que le sirve para contar la historia. Así que una estética, si bien no revolucionaria (ver La Jetée), sí totalmente evidente y llamativa, nace en realidad de un aprovechamiento de los recursos y bazas que mejor puede aprovechar el creador.
La paradoja se nos presenta al pensar que en el caso de La Jetée (obra nacida en el seno de la "experimentación" y liberación de la Nouvelle Vague) la decisión de formar una obra audiovisual enteramente a base de fotografías acompañadas de audio fue totalmente estilística y en el caso de Self Diagnosis fruto de la necesidad y por tanto, surgida de forma más natural, y si, al ser La Jetée una obra anterior cronologicamente, Self Diagnosis debería ser vista como una copia estética de La Jetée.
FMD: Nacho C.
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