29 jun 2011

NO ES FÁCIL SER CULO


No es fácil ser culo. Contra todo pronóstico, no lo es. Nuestro ciclo vital no se limita, como el vuestro, a nacer, crecer, reproducirnos y morir, sino que nosotros, en todo caso, nacemos, crecemos, nos fortalecemos (o endurecemos) y finalmente, decaemos. Cuán desagradecido es nuestro papel, nuestra función primordial de hacer de la vuestra una existencia más cómoda. Qué desapercibidos pasamos a menudo y con cuánta desaprobación nos han mirado los ojos de la sociedad a lo largo de la historia.

Culos, Historia. Culos de la historia o historias de culos. Puesto que todos ya debéis de estar al día sobre quiénes son los culos más "in" del momento (yo sí, por descontado), creo que procede más referirse a las historias de los culos. Pero, ¿qué culos?, te preguntarás. Todos los culos, todos: el que nunca se levanta del asiento de la cajera de Mercadona, el que se contonea tras la barra de un bar, el que se agacha para remover la masilla de la hormigonera, o el que se yergue en tensión ante una junta de ejecutivos a la expectativa.

¿Conoces tú acaso a todos esos culos?. No, claro que no, porque son culos del día a día, los que están en la calle, los que no figuran en revistas ni aparecen en las pasarelas, son CULOS ANÓNIMOS, como el tuyo o como yo, culos con su propio mundo interior, con sus inquietudes, su carácter y ante todo, sus sentimientos. Y con un objetivo, una misión: estar ahí en los momentos difíciles, en los que, descuida, nosotros nos llevaremos la peor parte. Porque no es plato de buen gusto para nadie servir de amortiguador a una masa de 75 kilos en adelante, con su metro 80 de estatura (por decir alguna), cuando se deja caer en la butaca, cuando se embute a presión en unos vaqueros de la 36, o a la hora de recibir sonoros cachetazos. Pero mira que sois raritos.

Es mi deber señalar y recordar que no sólo nos toca la parte pesada, sino también la sucia. "El trabajo sucio", como a vosotros os gusta llamarlo.

Pongámonos escatológicos: sabéis muy bien de lo que hablo. Miráis hacia otro lado y os ruborizáis, cuando no sé de qué os avergonzáis: noble tarea es la que realizamos, sin la cual estaríais de mierda hasta el cuello. Y lo digo literalmente, jajaja, me parto el culo (oh, vaya, ahí va otra!). Yo es que soy un culo ingenioso y hoy encima estoy chistoso, mira tú por dónde.

Formamos parte de ti, te guste o no te guste. Variamos de forma, tamaño, textura, ocupación y a veces hasta de nombre (desde las clásicas y recatadas Posaderas, hasta el novedoso y revolucionario "Ojete").
Proporcionamos momentos épicos e incluso de gloria (véase el calvo desafiante de los escoceses frente a los ingleses en Braveheart, el que hiciste en la fuente de la plaza cuando tu equipo ganó la liga, o el del sábado pasado ante la cámara de tu colega (que ya está circulando), gracias a la borrachera abismal que te enganchaste.

Y es que nosotros los culos, somos un distintivo, un icono mundial.

Pero también hay momentos duros, claro que los hay. A mí no me gusta verme sorprendido y desnudo en el frío invernal gracias al gilipollas de turno al que no se le ocurre otra cosa más graciosa que bajar los ropajes que me cubren en uno de esos momentos cruciales que sólo algunas cámaras ocultas y no tan ocultas han logrado captar.

También sufrimos descuidos a veces, porque somos culos y no somos humanos, pero somos culos humanos. Quién no ha ido a agacharse alguna vez, hombre o mujer sin distinción, y hemos dejado entrever en mayor o menor medida (que puede ir desde lo hiriente hasta lo seductor), una porción de lo que algunos de vosotros denomináis “La hucha”.

Tenemos poder. No digo que algún día vayamos a dominar el mundo, porque somos seres humildes y resignados, pero a lo que me refiero es, no ya a que con frecuencia servimos de reclamo, o que levantamos vítores y aclamaciones (para bien o para mal) por las calles, sino que ejercemos atracción. Y no importa únicamente cómo seamos físicamente, porque nuestro estilo por supuesto también cuenta; en conjunto, somos capaces de que al cruzarnos contigo, en una fracción de segundo, en lo que primero en que se fijen tus ojos y se deposite tu mirada sea ¿en quién?, en NOSOTROS!

Y de ahí al silbidito, al juicio inmediato, al móvil en mano y finalmente, a la mano ajena en el bolsillo trasero de tu pantalón. Sonará sórdido o simplón, pero no irás a decirme que no estoy en lo cierto!
E insisto: no haré distinción entre culos chico y culos chica. Que por cierto, el tema del mundo de las relaciones amorosas y sexuales de los culos también tiene para rato. Yo soy un idealista, un culo de los que sigue creyendo que todo culo tiene su homólogo esperando en algún lugar. Almas gemelas, culos gemelos.

El flechazo, conocerse y establecerse son cosas que a nosotros los culasios no nos está vedado, ¡a ver qué os habeis creído!

¿Llevamos los culos una vida independiente con respecto al resto del ser que conformamos en vosotras, las personas?, ¿tomaremos algún día la delantera (o la trasera, en nuestro caso) en un futuro no muy lejano? ¿A favor o en contra de las prótesis de nalgas?

Todas estas preguntas y muchas más tienen respuesta, pero no será hoy cuando las proporcione, ¡que los culos también necesitamos descansar!

Y haz el favor de recordar en qué parte del cuerpo te da el médico la palmada nada más nacer. Ahí estuvimos y estaremos nosotros, desde el principio hasta el final.

FMD: Masacre Belló

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